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Estudios para lograr tomates más ricos

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Mejorar la planta del tomate, que su fruto sea más sabroso, con mejor color y aroma y que además sea tolerante a condiciones de estrés ambiental es el objetivo principal del laboratorio “Metabolismo y señalización en plantas” del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario, dirigido por la doctora Estela Valle. Telma Scarpeci, investigadora del laboratorio, cuenta sobre las líneas de investigación en las que se encuentra trabajando.

Tomates criollos vs. comerciales

Los tomates que encontramos en las verdulerías muchas veces no tienen buen color, sabor ni aroma, porque fueron seleccionados con el fin de que duren mucho tiempo en las estanterías sin echarse a perder, en detrimento de las características sensoriales y nutritivas propias de este fruto.

“El tomate se originó en Sudamérica, en un principio era una planta salvaje, con frutos pequeños. Los pueblos originarios, entre ellos los Incas, se encargaron de domesticarlo, proceso que implicó mejorar su sabor y tamaño y cuando el imperio se expandió se distribuyeron las semillas de tomate y en las distintas zonas del territorio las personas lo fueron cultivando y haciendo una selección, de acuerdo a su preferencia en cuanto al aroma, gusto, tamaño y color” explicó la investigadora.

“Dentro del laboratorio estamos trabajando con plantas de tomates provenientes de los Valles Andinos de Argentina, en donde habitan familias que conservan las semillas, que van pasando de generación en generación y tienen la ventaja de no haber sido cruzados nunca con las variedades comerciales que provienen de Europa. Elegimos trabajar con este tipo de tomates no solo por sus aptitudes (ricos, buen color, etc) sino también porque son plantas adaptadas a vivir en condiciones de gran altura, con extrema radiación solar, UV y sequías” fundamentó Scarpeci.

La investigadora explicó al respecto de los avances en esta línea “Expusimos las plantas a distintos tipos de estrés para saber cuáles tenían mayor tolerancia, con el objetivo a largo plazo de utilizarlas para mejoramiento genético”.

Tolerancia y estrés

Otra de las líneas de investigación en la cual se encuentra trabajando Telma Scarpeci tiene que ver con el estrés oxidativo. “El oxígeno es fundamental para la vida en la tierra y las plantas lo producen permanentemente, sin embargo también puede llegar a ser dañino para las mismas” aseguró la investigadora, y agregó al respecto “Cuando la planta está en una situación de estrés ambiental, que puede aparecer en presencia de temperaturas extremas, sequías, entre otros factores, a partir del oxígeno comienzan a producirse especies reactivas de oxígeno, también llamados radicales libres, que producen daño en moléculas como las proteínas, lípidos y ADN”.

La investigadora explicó que la planta trata de solucionar o remediar ese daño y que en algunos casos las mismas proteínas que son lesionadas son las encargadas de destruir esos radicales libres, entonces se produce un desbalance denominado “estrés oxidativo”, que produce en la planta un deterioro muy grande, a veces no alcanza a morirse pero se detiene su crecimiento y como consecuencia se pueden perder grandes volúmenes de cosechas.

“Si de alguna manera se pudiera aumentar la tolerancia de una planta a estreses ambientales, como correlato aumentaría su rendimiento y una de las formas de lograr esto es haciendo plantas transgénicas, que implicaría modificar los niveles de expresión de un gen de la propia planta, o puede ser un gen de otro organismo. Nosotros estamos trabajando con un tipo de proteínas que se llaman “factores de transcripción” que se encargan de modular la expresión de genes que están involucrados a la respuesta al estrés” indicó la doctora Scarpeci.

“Parte de nuestro trabajo reciente fue aumentar los niveles de un factor de transcripción particular que se llama AtWRKY30 en Arabidopsis thaliana. Cuando analizamos esas plantas vimos que tenían una mayor tolerancia a estrés oxidativo y a altas concentraciones de sal durante la germinación, no así en planta adulta. Esto es importante para pensar en la posibilidad de utilizar terrenos que actualmente no son aptos para cultivos, por poseer altos niveles de salinidad. Desde el punto de vista biotecnológico, estas plantas que expresan este factor de transcripción son importantes, para en un futuro poder hacer lo mismo en una planta de interés comercial” concluyó la investigadora.

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