Serratia marcescens es una bacteria oportunista con creciente incidencia en entornos hospitalarios debido a la adquisición de múltiples resistencias a los antibióticos y a su capacidad para resistir los procedimientos de desinfección. En estas circunstancias puede provocar enfermedades potencial mortales como meningitis, endocarditis, neumonía y bacteriemia.
Con el objetivo de desarrollar estrategias para la identificación o síntesis de nuevos agentes químicos que bloqueen la virulencia de Serratia, el grupo de investigación “Patógenesis Bacteriana” de IBR estudia los mecanismos moleculares que vinculan las señales del medio ambiente fuera y dentro del hospedador y modulan la progresión de la infección.
En el reciente trabajo publicado en la revista Journal of Biological Chemistry, Eleonora García Véscovi y su equipo analizan un elemento determinante en el proceso de infección de S. marcescens: la toxina ShIA.
Se sabe que, al entrar en contacto con la célula epitelial del huésped, Serratia libera esta toxina que tiene una acción citotóxica sobre varios tipos celulares (como eritrocitos y fibroblastos) y promueve procesos en la célula huésped que determinan el desarrollo de la infección. Uno es la inducción temprana de la autofagia, un evento celular que sirve naturalmente para reciclar partes innecesarias o dañadas de la célula proporcionando energía para la supervivencia en condiciones de estrés. Serratia es capaz de secuestrar este proceso para su propio beneficio, usando las vesículas que la célula utiliza para recolectar y trasladar los elementos a reciclar, como sitios para multiplicarse y proliferar. La misma toxina ShlA también promueve la salida de las bacterias replicadas desde la célula huésped.
Por otro lado, se ha demostrado que ShlA induce la liberación de grandes cantidades de una molécula llamada ATP (trifosfato de adenosina) que constituye la fuente principal de energía utilizable por las células, pero los mecanismos que median este flujo de salida de ATP y su acumulación extracelular en el proceso de infección no habían sido estudiados hasta ahora.
En la investigación conducida por García Véscovi y Pablo Schwarzbaum -investigador del Instituto de Quimica y Fisicoquimica Biologicas “Prof. Alejandro C. Paladini” (IQUIFIB, FFyB-CONICET)- se muestra que el ATP liberado por las células en respuesta a la presencia de ShIA es necesario para promover la respuesta autofágica necesaria para el establecimiento de la infección, así como para la salida de las bacterias desde la célula huésped. Sus resultados indican que el ATP extracelular opera como una molécula clave en la interacción dinámica entre patógeno y huésped, cuyo equilibrio afectaría el resultado de la infección.
Podes leer más sobre este trabajo en este enlace: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37527778/
Felicitamos a las autoras y autores de esta investigación: Marisel Tuttobene, Julieta Schachter, Cora Álvarez, Nicolás A. Saffioti, M. Florencia Leal Denis, Horst Kessler, Eleonora García Véscovi y Pablo Schwarzbaum.