Las bacterias son organismos unicelulares que a diferencia de los mamíferos son incapaces de regular la temperatura celular. Por ello, dependen de su capacidad para detectar cambios en la temperatura del medio ambiente y así generar respuestas fisiológicas que le permiten adaptarse y sobrevivir.
El laboratorio encabezado por el doctor Diego de Mendoza dió un paso adelante en el estudio de estos microorganismos y sumó una nueva publicación sobre el tema.
La proteína DesK de la bacteria Gram-positiva Bacillus subtilis actúa como un termómetro permitiendo esta adaptación. “Mediante una estrategia multidisciplinaria identificamos regiones claves de DesK que le permiten funcionar como termómetro y a su vez proponer un mecanismo a nivel molecular para la detección de los cambios de temperatura en el exterior celular”, comentan Daniela Albanesi y Diego de Mendoza, principales responsables del estudio.
Además, los investigadores descubrieron como hace esta proteína sensorial para transmitir esa información al interior de la bacteria.
El trabajo provee nuevos elementos para responder al problema fundamental de la comunicación de las células con su entorno y la señalización a través de las membranas celulares.